SAGA
Manuel Mendoza Sánchez nos presenta su Saga de andar por el sendero de la exploración artística. A modo iconoclasta representa la temática del recorrido de su práctica. Sin comprometerse con un estilo o acercamiento particular en los distintos medios que emplea y con una amalgama de materiales que van desde lo industrial hasta lo rupestre, utiliza la aparente accesibilidad como recurso vanguardista. Perdura cierto tono bromista, un humor que no se entiende si es envidiable por la facilidad y libertad con la cual se forjan piezas de arte, o porque logra capturar el sentido preciso con el cual nos encontramos enfrentándonos al mundo: riendo para no llorar.
La instalación dificulta una lectura de los símbolos empleados en las obras, los cuales parecen carecer un sentido crítico. Más bien operan como recursos que posibilitan creaciones con significados abstraídos, transformados en algo nuevo. Tal vez una lectura más sosegada de esta Saga nos lleve a preguntarnos si crear sentido con los significados que nos rodean no es en sí ya la germinación de la crítica, partiendo desde la irreverencia con el material y la representación misma. Un zapato no deja de ser una artesanía por ser de una marca reconocida, su creación depende de manos como las que moldean el barro para hacer alfarería. No es que se celebre un símbolo, sino que se desviste señalando sus orígenes.
En un principio hubo sed creadora. La necesidad de caminar en un sentido metafórico y el recorrido de la transportación de bienes son dos de una misma cosa. Es el ingenio artesanal puesto en acción. La cerámica como tecnología en su más pura expresión se acerca más a la poesía, casi como si se tratara de la creación de un artefacto arqueológico desde el cual nos contemplamos nosotros mismos. Permite representar aquellas herramientas que sustentan la vida, en donde las narrativas que producimos son tan fundamentales como los objetos mismos. Lo que importa no es la vasija, sino que la idea de la vasija. La Saga es hacer del juego un ritual y de los rituales un juego. Rótulos, íconos, objetos funcionales, la salud, el souvenir y hasta la suerte forman un entramado conceptual con un tono que nos elude. La atención sobre la ambigüedad poética de los discursos que surgen de las imágenes que nos rodean. Ante el pasar del tiempo, con desprendimiento.
Adiós corazón, la Saga continua.
Por Alberto Zayas Montilla
